naturaleza

Este soy yo, un pequeño animal llamado hombre, un ápice de materia vital, setenta y cinco kilos de carne, sangre, nervios, tendones, huesos y cerebro, todo ello blando y tierno, susceptible al dolor, falible, frágil… Hundo la cabeza cinco minutos en el agua y me ahogo, caigo de una altura de seis metros y me aplasto. Soy una criatura a merced de la temperatura. El termómetro desciende unos cuantos grados y mis dedos y mis orejas se ennegrecen y caen… Soy débil, frágil, una brizna de vida latente y gelatinosa, eso el lo que soy. A mi alrededor se alzan las grandes fuerzas de la naturaleza, amenazas colosales, titanes de la destrucción, monstruos carentes de sentimientos. No sienten el menor interés por mí. No me conocen. Son inconscientes, despiadados e inmorales. Ciclones y tornados, rayos y tormentas, mareas y resacas. Corrientes y torbellinos, huracanes y tifones, terremotos y volcanes, olas gigantescas que saltan sobre los navíos más altos reduciendo a pulpa los seres humanos… Son monstruos insensatos que ignoran a esta criatura toda nervio y debilidad…
(Jack London)

Luego entonces, no me permito ser ignorado, te domino y comenzamos la lucha…
Tú ganarás al final de cuentas, por eso te respeto. Pero seguiré adelante a pesar de saber mi triste final, en el cual estarás sola sin mí y nunca llorarás, no sentirás nada, por eso te quiero…

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